sábado, 16 de julio de 2011

HENRI MATISSE


















El Fauvismo Biografía de Henri Matisse



El fauvismo fue un movimiento pictórico francés desarrollado entre 1904 y 1908, donde el color es el objetivo principal del cuadro.
A principios del iglo XX, el arte vino a ser una forma de expresión a través de experiencias personales y aspectos visuales del mundo que rodeaba a los artistas, que exploraron diferentes estilos de arte. Los artistas de este periodo encontraron en la abstracción y la experimentación la manera de romper con las formas de arte que habían existido hasta ese momento.
El fauvismo nació de un pequeño grupo de pintores que trabajaba en París llamados fauvistas, que significa "fieras, animales salvajes", exponiendo sus obras por primera vez en el Salón de Otoño de París (1905).
Destacaban sobre todo por los colores intensos, violentos, principalmente el verde. Los partidarios del fauvismo creían que a través de los colores podían expresar sentimientos y este pensamiento condicionó su forma de pintar. Así aplicaban un colorido antinatural. Buscaban la fuerza expresiva aplicando colores distintos a los que pueden verse en la realidad, por ejemplo, árboles amarillo limón, caballos azules o rostros de color verde esmeralda.



La vocación artística de Matisse es tardía. Nacido en 1869 en Le Cateau-Cambrésis, al Nordeste de Francia, en una familia provinciana de clase media, su destino no parecía otro que regentear el negocio paterno de comercio de granos tras haber estudiado derecho un par de años en Paris. El regalo de materno de una caja de pinturas en 1890 para aliviar la convalescencia de una apendicitis torció ese destino, y al año siguiente vuelve a Paris a preparar el ingreso en la Escuela de Bellas Artes, conseguido en 1895 de la mano de Gustave Moreau, cuyo estudio frecuenta desde 1892 y en donde conoce a algunos de sus compañeros en la aventura fauvista.

Etapa de formación

Antes de encontrar su camino, en 1905, su formación está presidida por tres influencias fundamentales: la de Cézzane y su obsesión por restituir al cuadro la solidez estructural que había perdido con el impresionismo; la de Gauguin, cuyas pinturas de la época Pont Aven son referencia insoslayable para entender la gramática superficial del color del Matisse maduro y la de Van Gogh, primer ejemplo de la pintura moderna en el que el color se libera del tono local del motivo.

Estos estímulos parecen encontrar un cauce en el divisionismo de Paul Signac. Antes de la eclosión fauve, Matisse culmina ese período de búsqueda con "Luxe, calme et volupté" en 1904 (abajo), una fábula arcádica construída con rigor a base de los pequeños toques de color puro que prescribía el ideario divisionista; sin embargo, la forzada integración de color y dibujo, que parecen formar dos construcciones coincidentes pero fruto de lógicas separadas, evidencia las limitaciones de esta vía.

La lógica del color

Las pinturas realizadas en el verano de 1905 en Collioure, en compañía de Derain inauguran el período fauve. "Interior en Collioure" o "Ventana abierta" (arriba) todavía presentan restos de la pincelada fragmentada del divisionismo, pero el color es mucho más libre y se ha despojado de toda obligación descriptiva. La arbitrariedad del color fue, en efecto, la bandera de los fauves. Ninguno, sin embargo, como Matisse, ahondó en este concepto con tanto rigor. Mientras Manguin o Vlaminck paneas se limitan a "calentar" el cuadro eligiendo los tonos más vivos y restallantes de su paleta, Matisse persiguió desde el principio construir con el color un orden propio del cuadro, distinto del orden de la naturaleza. En las lecciones de pintura que dio entre 1907 y 1909 recomendaba a sus alumnos que "no se deben establecer relaciones de color entre el modelo y el cuadro; únicamente consideraran la equivalencia que exista entre las relaciones de color de sus cuadros y las relaciones de color del modelo". El cuadro resulta así una síntesis de las sensaciones coloreadas provistas por el motivo, que puede rastrearse ya en obras de 1905 como "La raya verde" (abajo), donde toda la superficie del cuadro es activada por la tensión resultante de la relación entre los distintos acordes de colores complementarios.

Paneles decorativos

Matisse avanza rápidamente por esta vía a partir de "La bonheur de vivre" de 1906; su culminación llega con los papeles titulados "La música y la danza" de 1910 (abajo), en los que la integración de forma y color en un solo sistema se consigue con una sobrecogedora economía de medios, más impresionante aún por la magnitud del formato.
La primera guerra mundial lleva a Matisse de nuevo a Collioure y Niza. Su contacto, en 1914 con Juan Gris puede ser el origen de ciertos escarceos cubistas como "Los marroquíes" o "La lección de piano" (1916), aunque casi toda su producción de esa época sigue fiel a la exploración de la lógica superficial del color. Son los años de la reelaboración visual y temática de sus viajes a Argelia y Marruecos de 1906, 1912 y 1913, traducidos después en las odaliscas de los años veinte o en su creciente interés por los modelos seriados de cerámicas, telas estampadas y papeles pintados. Matisse no representaba estos modelos decorativos, sino que los utilizaba dentro del sistema de composición general del cuadro.
El encargo de 1930 de Alfred J. Barnes para pintar un gran mural decorativo en Merion (Pennsylvania) permitió a Matisse recuperar el hilo de su aspiración decorativa, que ya había rayado en una gran altura con "La danza" de Moscú. No es casual que el tema elegido volviera a ser el mismo; la referencia a los ritmos musicales no podía resultar más adecuada a una pintura entendida en términos de armonías de color en un ámbito superficial. Matisse utilizó aquí por primera vez la técnica de los papeles colorados y recortados, aunque sólo como parte de un proceso de trabajo traducido a un soporte convencional.

Los papeles coloreados con gouache y recortados, protagonizan los últimos diez años de la vida del pintor, a partir de las ilustraciones para el libro "Jazz", editado por Tériade, en las que empezó a trabajar en 1943. Este procedimiento le permitía literalmente "dibujar con las tijeras con objeto de asociar la línea al color, el contorno a la superficie", culminando así esa idea del cuadro como síntesis que gobierna la obra de Matisse desde cuarenta años antes.


Últimos años


Antes de morir, en 1954, la Capilla del Rosario, en Vence, remata con su obra un programa decorativo integral en el que ensayar la unidad última de los elementos de la pintura -color, luz, dibujo, representación- que siempre le había fascinado en los frescos del Giotto en Asís. Tanto los papeles recortados como los trabajos para la capilla los realizó un Matisse ya anciano y enfermo, obligado a trabajar a menudo desde la cama. La intensidad de estas obras últimas no desmerece, sin embargo, de las de juventud, animadas ya por las mismas inquietudes que perfilan una de las trayectorias artísticas más homogéneas y coherentes del siglo XX


Se destacó desde siempre por las tonalidades fuertes que utilizó en sus pinturas y una gran sensibilidad al momento de componer. Las obras de Matisse tomaron un rumbo un poco diferente a partir del año 1905 cuando el pintor comenzó a utilizar una gama cromática que lo diferenciaba de sus trabajos anteriores.
Un ejemplo de ello es su famoso cuadro “Madame Matisse” (Raya verde), una fantástica pintura que se encuentra en exposición en el Museo de arte de Copenhague.
Durante varios años dedicó su vida a dar clases de pintura de donde salieron una gran cantidad de famosos pintores de la época en Francia.
Su gran intención como docente era transmitir lo que los colores significaban en su vida y la importancia dentro de las obras: “…no se deben establecer relaciones de color entre el modelo y el cuadro; únicamente consideraran la equivalencia que exista entre las relaciones de color de sus cuadros y las relaciones de color del modelo".
Hasta los últimos días de su vida el pintor siguió creando pese a sus dificultades motrices, por lo que las últimas obras de Matisse son básicamente “collage” por la incapacidad de manejar el pincel como acostumbraba.
En el año 1952 se fundó el Museo Matisse ubicado en la ciudad de Niza (Nice); dos años más tarde en noviembre de 1954 falleció Henri Matisse dejando un gran legado para el mundo de la pintura moderna.



Principales obras de Matisse

Las obras de Matisse son de las pinturas más cotizadas hoy en día, alcanzando cifras record en los remates que sucedieron en la ciudad de Nueva York en el año 2007.

Las más famosas obras de Matisse son:



Mujer leyendo - 1894

Place des Lices - 1904

La raya verde (Madame Matisse) – 1905

Lujo, calma y voluptuosidad – 1905

La alegría de vivir - 1906

La habitación roja – 1908

LA danza - 1910

La música - 1911

Café Arabe - 1913

La Odalisca - 1926

Naturaleza muerta con mesón verde – 1928

Fuente.  Grandes Pintores del Siglo XX -  Swingalia.com



Biografía para niños:






Henri Matisse, un artista francés reconocido por su fascinante uso del color. Matisse nació en Francia en 1869 y murió en 1954, vivió sus primeros años en un pequeño pueblo de su país, luego trabajó en París y se retiró los últimos años al sur de Francia.
Su padre, quien era dueño de un almacén, quería que él fuera un abogado, Henri, siguiendo el deseo de su padre. comenzó desde muy jóven a trabajar en una oficina de leyes, pero a los 20 años se enfermó de apendicitis y tuvo que estar un largo tiempo en cama.
Su madre le regaló una caja de acuerelas para que se entretuviera mientras estaba en cama y fue aquí cuando Henri encontró su verdadera profesión. Dejó la oficina y se fue a estudiar pintura a París a la escuela de Bellas Artes.
Al principio de su carrera artística, Matisse se dedicó a pintar de una manera clásica y se iba al museo del Louvre a copiar las obras de los grandes maestros.
Luego se dedicó a pintar paisajes con gran influencia de los pintores impresionistas, pero poco a poco su obra se fue simplificando y fue eliminando los detalles de dibujo y dando una gran importancia al uso del color.
En 1905 tuvo una exhibición de arte con dos amigos artistas en los que exhibieron unas obras pintadas con colores muy extraños. A ellos no les importaba que las cosas se vieran reales y ellos querían que
simplemente sus colores cantaran, sin poner atención a las normas y reglas.
La exhibición causó mucho impacto y la gente dijo que ellos pintaban como unas “bestias salvajes” (fauves en francés) a ellos les gustó el nombre y desde entonces comenzaron a llamarse a sí mismos y a su arte
“Fauves”.
Matisse cada vez fue simplificando su arte, haciendo sus pinturas más planas sin diferenciar los tonos de las figuras en primer plano con las del fondo y utilizando gran cantidad de texturas.
Para cuando Matisse tenía 40 años, ya era un pintor famoso, su arte se vendía bien y se dedicó a viajar y observar la luz en los diferentes lugares y cómo esta afectaba los colores.
Cuando cumplió 70 años se enfermó de cáncer y le costaba mucho moverse, pero él recibía cada día como un regalo y lo dedicaba a su arte.
Como no podía mantenerse de pié, Matisse se dedicó a recortar papeles pintados de diferentes colores y texturas. El cortaba formas y las hacía sostener por sus asistentes sobre una gran hoja de papel, luego él
hacía mover las formas hasta que sentía que estaban bien y las pegaban sobre el papel.


Fuente. Fuente.  Grandes Pintores del Siglo XX -  Swingalia.com - Padres hispanos