domingo, 27 de febrero de 2011

CLAUDE MONET Máxima expresión del Impresionismo francés



VIDA Y OBRA DE CLAUDE MONET




El 14 de noviembre de 1840 nace en París Oscar Claude Monet, concretamente en la Rue Laffitte.






Es ésta una época particularmente importante para el futuro de la pintura francesa, ya que en un periodo de tres años ven la luz los siete artistas más significativos en la configuración del grupo impresionista: al nacimiento de Monet se suman los de Cézanne y Sisley, en 1839, y los de Berthe Morisot, Guillaumin, Renoir y Bazille, en 1841.


En 1845 la familia de Monet se instalaría en El Havre, donde el padre del artista se asocia comercialmente con Jacques Lecadre, esposo de su hermanastra Jeanne-Marie Lecadre. Esta mujer, sin hijos, jugará un importante papel en los comienzos de la carrera de Monet, al perder el pintor prematuramente a su padre. Gracias a este cambio de residencia, que se produjo cuando Claude contaba solamente cinco años, el mar será el escenario de su infancia, más vagabunda que estudiosa. La aversión del joven Monet por la escuela y su gusto por vagar contemplando la naturaleza respondían a una imperiosa necesidad de libertad, necesidad que concuerda perfectamente con lo que será su vida en el futuro. No puede afirmarse lo mismo, sin embargo, sobre la manera en que comienza a dar forma a su vocación artística, cultivando la caricatura. En 1855, a los quince años, Monet goza ya de cierta reputación como caricaturista en El Havre.


La fusión de esta temprana vocación artística con el gusto por la libertad y la naturaleza tienen mucho que ver con Eugène Boudin, aunque Monet en principio se mostrara contrario al estilo de las marinas que éste popularizaba. Conoce personalmente a dicho pintor en 1858, época en que Boudin es todavía un artista poco conocido, pero lo suficientemente válido para iniciar a Monet en la pintura y a trabajar el paisaje al aire libre. El propio Monet reconocería más adelante la importancia de las enseñanzas de Boudin como catalizador de su dedicación a la pintura.


Pero junto a la alegría del descubrimiento de su vocación, una tragedia llama a su puerta: en 1857, con diecisiete años, ve morir a su madre. Un año después, en 1858, participará por primera vez en la Exposition Municipale du Havre, celebrada ente los meses de agosto y octubre, con el cuadro titulado Vue prise à Rouelles, fechado en ese mismo año.


















París y Argelia: pintura y guerra.






Ya en el filo de la década de los 60 los consejos de Boudin suscitarían en Monet la curiosidad por conocer el ambiente artístico de París, solicitando para ello una beca de estudios al Consejo Municipal de El Havre, beca que finalmente le será denegada. No obstante, con el apoyo de su padre y de su tía Jeanne-Marie Lecadre, que le recomienda al pintor Armand Gautier, viaja a París en la primavera de 1859. Una vez en París, Monet acude a una academia libre, la Académie Suisse, donde dispone de modelos para ejercitarse en el dibujo de figuras. Allí se une a un pequeño grupo de jóvenes pintores, entre los que probablemente se encuentra Pissarro.


A los dos años de su llegada a París, su familia renuncia a pagarle su reemplazo en el servicio militar, viéndose así interrumpido su aprendizaje artístico al partir hacia Argelia en la primavera de 1861. Pero quizá por la diferencia de clima, en 1862 cae enfermo y es repatriado hacia Francia para una convalecencia de seis meses, asumiendo su tía los gastos de su reemplazo en la milicia durante los cinco años que aún le restan por cumplir.


Así, liberado de sus obligaciones militares, en el otoño de 1862 regresa a El Havre prosiguiendo su actividad de pintor con nuevo ardor, a menudo en compañía de Boudin. Es entonces cuando fortuitamente conoce a Jongkind, cuya influencia, junto a la de Boudin, le reafirma en su desconfianza hacia la enseñanza oficial y sus partidarios. A partir de este momento Monet considerará a Jongkind como su verdadero maestro y feliz responsable de la educación de su percepción visual.














El vuelo de un impresionista






Hacia 1862 prende de nuevo en Monet el deseo de ir a París, pero su familia, exigiéndole que se someta a una disciplina, decide confiarle a su primo político, el pintor Toulmouche, para que éste, a su vez, le recomiende el taller que juzgue más oportuno. Así, ingresa en el estudio Gleyre, donde conocerá a Bazille, Renoir y Sisley. Monet frecuentaría este estudio hasta el invierno de 1863-64.


Durante los meses de mayo y junio de 1863 Monet viaja con Bazille a Chailly-en-Bière para pintar del natural. Entusiasmado por el lugar, Monet regresará en otras ocasiones a este pequeño pueblo cercano al bosque de Fontainebleau, en las proximidades de Barbizon.


De nuevo acompañado por Bazille y durante los meses de mayo y junio, pero esta vez de 1864, nuestro artista viaja a Honfleur. Los dos artistas se encuentran en la célebre Ferme Saint-Siméon, punto de cita para los pintores de marinas que en la costa normanda desempeñaba un papel similar al de Barbizon en el bosque de Fontainebleau. Allí Monet prolongará su estancia hasta final de año, acompañado ahora por Boudin y Jongkind.


La relación de Monet con su familia se había deteriorado por lo que el joven pintor no puede contar más que con el apoyo de Bazille, quien al comenzar el año 1865 le acoge en su estudio parisino de la rue de Furstemberg. Juntos de nuevo en París, Bazille y Monet se preparan para participar por primera vez en el Salón de este año. El jurado admite las dos marinas presentadas por Monet, El cabo de La Hève con marea baja y La desembocadura del Sena en Honfleur, realizadas en el verano de 1864. En el curso de ese invierno del 65 regresa a Honfleur y, en los alrededores de la Ferme Saint-Siméon, pinta diversos paisajes nevados.


El Salón de 1866 marca un hito importante en la carrera artística de Monet. Había decidido reemplazar su Desayuno por Camille o La dama del vestido verde, retrato para el que posa como modelo Camille Doncieux, mujer que poco después se convertiría en su esposa. Es en este Salón cuando esta obra es elogiada por los críticos, éxito que irá acompañado de cierta prosperidad económica que le permite instalarse durante la primavera en Sèvres, cerca de la estación de Ville-d'Avray.










Pero en 1867 decide volver a París, donde se instala en la casa de Bazille, en el número 20 de la rue Visconti. Poniendo sus esperanzas en el Salón de ese año, Monet presenta Mujeres en el jardín (arriba), pero tanto él como Manet resultan rechazados. Su mala situación económica se agrava cuando su familia se entera del embarazo de Camille Doncieux. Bazille trataría de ayudarle comprando por 2.500 francos Mujeres en el jardín. Sin embargo, y pese a su buena voluntad, sólo puede liquidarle esta suma mediante mensualidades de 50 francos. Ante esta situación, Monet opta por trasladarse a Sainte-Adresse, con su tía Jeanne-Marie Lecadre, separándose momentáneamente de Camille. El 8 de agosto de este mismo año, 1867, nace su primer hijo, Jean, ignorado por la familia del pintor.


Los últimos años de los 60 son un ir y venir de Monet a París y El Havre. Si a finales de 1967 había vuelto de Sainte-Adresse para establecerse en París con Renoir y Bazille, en mayo de 1868 le encontramos en Fécamp con Camille y su hijo Jean. Allí su situación familiar es muy difícil y tras un fallido intento de suicidio en el mes de junio, recibe ayuda económica de Gaudibert. En ese mismo verano Monet se traslada a El Havre, donde es condecorado con la medalla de plata de la Exposition Maritime Internationale du Havre.


De nuevo en 1869 Monet regresa a París, donde comparte el estudio de la rue Condamine con Bazille. Pero otra vez la fortuna no le sonríe y Monet no es admitido en el Salón de ese año. Así, luchando contra el desánimo y la penuria económica se instala en Baugibal con ayuda de Gaudibert, para viajar en octubre a Etretat y El Havre.














Monet en la década de los 70






La década de 1870 empieza para Monet con su enlace matrimonial con Camille el 26 de junio. Los esposos se trasladan a Normandía, a Trouville, donde son sorprendidos por la declaración de la guerra franco-prusiana. Pero Monet, de ideas republicanas, no desea luchar por su Imperio y viaja a Londres. Allí, y tras enterarse de la muerte de su tía y protectora Jeanne-Marie el 7 de julio, se encontrará con Pissarro, Sisley y Daubigny. Gracias a este último Monet entra en contacto con el marchante parisino Durand-Ruel. Así, a partir del mes de septiembre, una obra del artista figurará en la exposición organizada por dicho marchante en Londres.














Tras la muerte de su padre, ocurrida el 17 de enero de 1871, Monet abandonaría Londres a finales de mayo camino de Holanda. Fascinado por sus paisajes se instala en Zaandam, ciudad próxima a Amsterdam, donde permanece hasta el mes de octubre ya que, una vez terminada la guerra, regresa a París. Su estancia parisina es tan breve que a mediados de noviembre lo encontramos de nuevo en Londres con su familia. Pero al finalizar el año, y gracias al interés de Manet, encuentra una casa en Argenteuil, donde se instala a orillas del Sena. Este cambio de residencia reviste un interés primordial, ya que con él se inaugura una nueva etapa en su obra.


En mayo de 1872 marcha a Rouen, donde vive su hermano Léon y participa en la XXIII Exposition Municipale des Beaux-Arts. Según parece, durante el verano visita nuevamente Holanda, pero a su regreso de este país, vuelve a Argenteuil.


1872 y 1873 son años de éxito para Monet, gracias a las compras de Durand-Ruel que aprovecha la reactivación de la economía al finalizar la guerra. Pero esta situación no se prolonga demasiado, y en 1874 el marchante atraviesa dificultades económicas, por lo que deja de comprar nuevas obras.


En medio de estas dificultades, Renoir, Sisley, Pissarro, Cézanne, Guillaumin, Degas y Berthe Morisot, partidarios desde hacía tiempo del proyecto de Monet acerca de una exposición privada, organizan la primera exposición de la Société Anonyme Cooperative d'Artistes Peintres, Sculpteurs et Graveurs, que se inaugura en París con anterioridad al Salón oficial, el 15 de abril de 1874, y en la que Monet no participa por preferir mantener su independencia. Dicha sociedad se disolvería en diciembre de ese mismo año, proponiendo Renoir sustituir la exposición de 1875 por una subasta. Así, el 24 de marzo de este año, Monet, Berthe Morisot, Renoir y Sisley exponen en total de setenta y cinco obras, de las que veinte pertenecen a Monet.


Los resultados no son buenos y la situación económica de Monet se agrava además por el delicado estado de salud de su esposa, por lo que se ve obligado a recurrir a sus amigos Manet y Zola, logrando liberarse de los embargos que le acechaban.


A pesar de los fracasos precedentes, durante los dos años siguientes, 1877 y 1878, el grupo impresionista realizará exposiciones conjuntas.


Estamos en 1878 y Monet se establece provisionalmente en París, donde el 17 de marzo de este año nace su segundo hijo, Michel, hecho que quebrantará definitivamente la salud de Camille.



Invierno en Vétheuil




Los días 5 y 6 de junio de 1878, a raíz de la quiebra del marchante Hoschedé, tiene lugar una segunda subasta de la colección de éste, que termina con la venta de los cuadros con precios extremadamente bajos. En ese mismo verano Monet deja París y se instala en Vétheuil, junto al Sena, pasando a ser su residencia principal durante los tres años siguientes. Monet y su familia ocupan una vivienda que comparten con Ernest y Alice Hoschedé, que habían viajado a Vétheuil acompañados de sus seis hijos.


La muerte de Camille el 5 de septiembre de 1879 deja a Monet desamparado y sin saber cómo organizar ahora su vida y la de sus hijos. Por otro lado, la amistad entre Monet y Ernest Hoschedé va debilitándose hasta el extremo que éste último regresa a París, dejando a su esposa Alice y a sus hijos con Monet en Vétheuil, en una situación algo embarazosa.








El regreso al Salón oficial en 1880 implica la no participación de Monet en la V Exposition des Artistes Indépendants, celebrada durante el mes de abril. Se confirma así la disolución del grupo impresionista, que ya había sido abandonado antes por Renoir, Sisley y Cézanne.


Tras la muerte de Camille, la situación familiar de Monet y los Hoschedé se había hecho cada vez más confusa. Ernest Hoschedé vivía la mayor parte del tiempo en París, mientras que Alice, cuya influencia sobre Monet se había acrecentado notoriamente, justificaba su permanencia allí por la necesidad de educar a los dos hijos de éste, Jean y Michel. Así, cuando Monet abandona Vétheuil en diciembre de 1881, Alice y los niños le siguen para instalarse con él en Poissy, donde elige una vivienda próxima al río, la villa Saint-Louis.


Sus relaciones con Durand-Ruel se intensifican de tal manera que en 1882 Monet emprende la decoración del gran salón de la vivienda del marchante, en la que trabajará hasta 1885. La estancia en Poissy concluye en abril de 1883, resultando lo verdaderamente importante sus escapadas normandas, a El Havre y a Etretat.






Jardín de Giverny, su paraíso final




A la edad 42 años, Monet aspira a cierta estabilidad y siente la necesidad de encontrar un lugar adecuado para desarrollar su trabajo. La búsqueda de ese lugar anhelado le descubre Giverny. La mudanza, financiada por Durand-Ruel, se realiza en los últimos días del mes de abril de 1883, estableciéndose definitivamente con su compañera Alice Hoschedé y los hijos de ambos.


Aunque viaja a Bordighera en 1884, y a Etretat con Alice y los niños a finales de 1885 y sólo en febrero 1886, el artista siempre regresa a Giverny.


La figura de Alice va cobrando en su vida gran importancia, aunque 1886 es un año de crisis para la pareja, probablemente causada por Ernest Hoschedé. Sin embargo su carrera artística parece ir bastante bien. Este mismo año y el siguiente participa en la V y VI Exposition Internationale respectivamente. Tanto las ventas como las críticas comienzan a ser favorables.








Por estos años realiza breves viajes a Londres y entre los meses de enero y mayo de 1888 trabaja en Antibes y en Juan-les-Pins, residiendo en el Château de la Pinède, residencia para artistas que le había recomendado Maupassant, con quien se encontrará en Cannes.


Tras la exitosa exposición que realiza con Rodin en junio de 1889, el año siguiente, y después de lo numerosos viajes realizados durante la década anterior, Monet permanecerá todo este año en Giverny.


El 18 de marzo de 1891 muere Ernest Hoschedé. Así, en un breve periodo de tiempo, queda regularizada la situación de Monet y Alice Hoschedé, con quien se casaría un año después, el 16 de julio de 1892.


Los años siguientes serán un ir y venir a Giverny, viajando por Rouen -donde pintará su catedral-, Noruega, donde en 1895 visita a su hijastro Jacques Hoschedé, Pourville, Dieppe y Varengeville.


En 1897 su primogénito Jean contrae matrimonio con Blanche Hoschedé, hija de Alice, y el artista va espaciando sus viajes y permanece cada vez más tiempo en Giverny. Aunque a comienzo del siglo frecuenta en varias ocasiones Londres, estos viajes no distraen su atención hacia Giverny, cuyo jardín se ha convertido en un verdadero decorado vegetal y acuático.


Acompañado por su esposa, en octubre de 1904 abandona su jardín para viajar en automóvil a Madrid para una estancia de tres semanas y con el objetivo de contemplar la obra de Velázquez en el Museo del Prado. Pero las fuerzas empiezan a flaquear y, además de sobrevivir a sus primeros síntomas de una doble catarata en 1908, ha de hacerlo también a la muerte de contemporáneos, como Sisley o Cézanne y lo que es peor, a la de su esposa el 19 de mayo de 1911 y a la de su hijo mayor en febrero de 1914 tras una larga enfermedad.


En los últimos años de su vida el pintor, ahora acompañado de Blanche Hoschedé, continua pintando en su jardín, sobre todo inspirado en su estanque de ninfeas.


El 11 de noviembre de 1918 el pintor anuncia a Clemenceau, presidente del Gobierno, su deseo de ofrecer al Estado dos grandes paneles decorativos, promesa que se verá cumplida definitivamente el 12 de abril de 1922.


Aunque en enero de 1923 se somete a una operación en el ojo derecho, su vista queda nublada y se dedica a retocar muchos de sus lienzos en un aislamiento casi total. Cuando su vista empieza a mejorar, un examen médico le revela en 1926 la existencia de un tumor pulmonar.


El 5 de diciembre de 1926 su vida se extingue en Giverny, a la edad de 86 años. Tres días después se celebran las exequias con una sencilla ceremonia civil, como había sido su deseo, en presencia de Clemenceau, Vouillard y Roussel, junto a otros artistas, periodistas y los habitantes del pueblo de Giverny.






                        
Melan.

martes, 22 de febrero de 2011

Entre Beethoven y Piazzola, la magnífica obsesión de Sebastián Forster, por Sebastian Spreng



Cuando conocí a Sebastián Forster, o mejor dicho a su música, que es la que actualmente suena como fondo de este blog, compredí que este sitio debería llamarse de otra manera, no sólo Mirararte sino también escuchar arte.
 Es que cuando lo creé tuve la idea de iniciar otro dedicado a la música, pero por distintos motivos no lo hice y es así como me quedó otra de las ramas del arte sin incluir en este sitio.
 Hoy decidí presentarles a un representante de este arte y qué representante...! Nada menos que uno de los mejores pianistas del mundo y sin duda alguna el más joven, Sebastián Forster, nacido en la Argentina, mi país, donde comenzó sus estudios y los continuó en Europa, asentándose actualmente en New York, donde vive con su esposa y su pequeño hijo.
 Quiero decirles que es tan maravilloso escuchar sus interpretaciones de las sonatas de Beethoven que uno se queda extasiado y no puede hacer otra cosa más que escucharlo, porque toda su música envuelve como un inmenso abrazo que acaricia el alma.
 Por eso decidí cambiar el fondo musical de este blog, para que todos puedan disfrutar algunas sonatas del primer cd de la colección de diez que está terminando de grabar llamado Magnífica Obsesión.
 Se los dejo para el disfrute de todos y para que puedan, los que no lo han hecho aún, conocer a este argentino que pasea su arte por el mundo con todo éxito... porque su talento lo amerita.

Melan.

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Sebastián Forster (Copyright -photo by Nicolás Amado)
http://miamiclasica.com/2011/02/20/entre-beethoven-y-piazzolla-la-magnifica-obsesion-de-sebastian-forster/. Por Sebastian Spreng.




“A medida que crezco, las experiencias vividas se traducen a mi mensaje como intérprete, como si se tratara de una “biblioteca de sensaciones” a la que apelo para enriquecer cada lectura. A la vez, crece mi obsesión por la fidelidad hacia la partitura, por remitirme al pedido estricto del compositor y poder ser libre a partir de ese lugar”


Así se define el pianista argentino Sebastián Forster (35) que después de haber saltado a la fama muy joven decidió madurar de un modo inusual para una generación, la suya, tan apremiada por el éxito: enseñar en la cátedra que le ofrecieron en la Piano School of New York y desafiarse con la grabación integral de las 32 sonatas de Beethoven para el sello Magnatune, que en edición online viene superando en popularidad a grandes de la música popular.


“Es un fenómeno que no me sorprende, si mi álbum Beethoven estuvo primero durante un mes en el ranking compitiendo con todos los rubros hay un motivo: la confirmación de la eterna vigencia de la música etiquetada “clásica”. No es casualidad, llega a lo profundo porque toca los temas que a todos conmovieron, conmueven y conmoverán. Y porque también cala hondo en la problemática de la juventud, muchísimo más de lo que se cree. Si la música clásica no es más popular, se debe a que sufre de pésimo marketing, hay que cambiarle el enfoque y brindarle acceso a los jóvenes”


Este nieto de polacos que escapando de la hecatombe que se avecinaba en Europa hallaron refugio en la próspera Argentina de la década del treinta, ha recalado en Estados Unidos, donde reside desde 2004, donde ha formado una familia y donde siente que encontró el lugar ideal para crecer y proyectarse en todo sentido.


El reencuentro con mi tocayo se produce años después de haberme desempeñado como corresponsal extranjero para la Revista Clásica argentina de la que Sebastián fue portada y disco del mes en el comienzo de su carrera en 1997. No fue Beethoven, sino Mozart y su Concierto 23 el que cambió su vida cuando ganó el Concurso del Mozarteum Argentino que le posibilitó actuaciones europeas en salas como el célebre Concertgebouw de Ámsterdam “Después de ese momento mágico, tuve la fortuna de tocar Beethoven con orquestas alemanas, Liszt con orquestas húngaras, Rachmaninoff con orquestas rusas, Mozart con orquestas austríacas y Piazzolla con orquestas argentinas ¿qué más puedo pedir?”.


Una anécdota de infancia lo marcó para siempre , “Mi padre quería que jugara al fútbol y yo sólo quería tocar el piano, ¡no me interesaba la pelota sino el piano! – exclama vehemente – y entonces apareció Astor Piazzolla, gran amigo de papá que se transformó en mi cómplice providencial…. Papá y Astor salían a navegar, a “cazar” tiburones y yo me colaba en el barco. Cuando vió el pianito en el que yo tocaba lo conminó “Si no le comprás un piano de veras a tu hijo no te acompaño mas”. Ahí nomás fuimos juntos a elegirlo. Un momento inolvidable y crucial. Comprobar cómo su fama crece día tras día me alegra y conmueve. Hablar de Astor es hablar de un prócer de mi vida y del perfume de Buenos Aires que él captó como nadie. En admiración y agradecimiento fui fundador del trío de la Fundación Piazzolla, con el que tocamos en Europa y Argentina”.


Entre Piazzolla y Beethoven se instalan otros favoritos: Bach, Brahms, Chopin, Liszt, Mozart, Ginastera… “Son como de la familia, no se puede querer más a uno que a otro” y al preguntarle por sus pianistas preferidos nombra a “Horowitz allá arriba en la lista y Arrau, Richter y también Pollini; cada uno incomparable en algún renglón…como el Bach de Gould o el Chopin de Kissin” y no deja de enorgullecerse con sus colegas argentinos “Por supuesto Martha Argerich, Daniel Barenboim y Nelson Goerner. Tengo especial admiración por Bruno Gelber, un artista completo que crea milagros al tocar”.


Con la mención Gelber, notable beethoveniano, menciona a su maestro Aldo Antognazzi que fuera discípulo de Arturo Benedetti-Michelangeli y el protagonismo de Beethoven, que lo acecha, persigue y obsesiona en su vida. Hace tres años, comenzó la ascensión al Everest del piano, la grabación de las 32 sonatas “Las estoy grabando en orden cronológico y a medida que avanzo descubro y compruebo cómo en Beethoven toda aseveración se agiganta, cómo cada sentimiento se potencia a niveles inauditos, diría que, por ejemplo, en Beethoven la ternura se transforma en algo así como macro-ternura”. La edición ocupará nueve CD añadiéndose un décimo donde a título personal ( “Es una total sorpresa”) explorará la conexión entre Beethoven y Piazzolla.


Concluida la grabación de las sonatas (“Una de las razones por las que me gusta tanto grabar es que otorga el tiempo necesario para hallar ese color e intensidad únicas que busco como artista. Huyo del tecnicismo extremo, de los fuegos artificiales, de los acróbatas del piano que se tragan el milagro de la música.”), Sebastián Forster planea una gira mundial para fines de la temporada 2011-12, una que completará el círculo de este sueño hecho realidad y que, como no podía ser de otro modo, se llamará Magnífica obsesión ☼




Sebastian Spreng©

(Este fue mi primer homenaje y me dijiste que era inspirador... no puedo dejarlo archivado en el arcón de los recuerdos... Melan)